Quote (ronin92 @ 28 Nov 2014 01:59)
Los porros me sientan bien si me los fumo en mi casa y no tengo que interactuar con la gente. En casa, me ayudan a relajarme a la vez que me dan vida interior, y me pongo a pensar en mis teorias acerca del por que de las cosas, y me quita el mal humor si lo tuviese, y me alegran un poco. Pero estar bajo el efecto de los porros en la calle es un pequeño infierno para mi, porque me producen fobia social, entonces me pongo muy nervioso y no puedo mirar a la gente a los ojos, y evito ir por calles muy transitadas, intentando ir por donde me encuentre con el menor número de personas posibles. Aparte de esquizofrenia tengo espina bífida oculta que me produce incontinencia ocasional. Cuando me he fumado algun porro, me entra una especie de "vejiga nerviosa" y tengo que correr al baño cada 5 minutos. Cuando voy a estar mucho tiempo fuera de casa me pongo un pañal para adultos, por si voy en coche y me entran ganas de orinar y no puedo parar para ir al baño. Pues cuando estoy fumado ese nerviosismo me hace orinarme involuntariamente, por lo que tambien entonces llevo pañales; en realidad los llevo casi a diario, porque fumo porros casi a diario. Por las noches los llevo siempre porque siempre me despierto mojado. En mi anterior trabajo, que me duro un año, siempre llevaba puesto un pañal, en los dias de sentirme mas hablador y sin sentir verguenza, les conté a mis compañeros de trabajo que uso pañales. Ninguno se burlo ni nada parecido. Ese trabajo me lo facilitó una agencia de inserción laboral para personas con discapacidad, y ya desde antes de empezar a trabajar todos mis compañeros de departamento sabían que tengo una discapacidad psíquica, mi jefa debió de ponerles sobre aviso. En cuanto a los opiaceos, llevo un par de años tomando tramadol de forma mas o menos esporádica. Me quita la psicosis que me producen los porros, y aunque el tramadol dicen que no tiene efecto euforizante, a mi me dan una especie de tranquilidad y energía (parece contradictorio tranquilidad y energia, pero a mi me pasa) que aumenta mi confianza en mi mismo, me quita el miedo a interactuar con la gente y entonces les cuento lo de la discapacidad, y que en ocasiones he escuchado voces inexistentes. Con la heroina, que empecé a consumir hace mas de quince años, hasta ahora me desinhibía muchísimo, y eliminaba los síntomas psicóticos como estar tan nervioso, con cara de susto o miedo, la angustia, depresión, sentimiento de que mi vida es una mierda y a veces, cuando estoy muy angustiado también pienso en suicidarme. Llegó un punto en que la heroina, aunque me quitaba la angustia, no me producía felicidad, y en un par de ocasiones intenté suicidarme con una sobredosis (yo me pinchaba, ademas de fumarla en papel de plata). En mi primer intento me desmayé estando en el poblado, cerca de la narcosala, y únos yonkis como yo que me vieron, pidieron ayuda en la narcosala. Recuerdo que me desperté y los enfermeros me acababan de meter una inyección de no se que, que me resucitó. En el siguiente intento me metí por vena aproximadamente cinco o seis veces una dosis normal. Dejé abierta la puerta de mi casa sin darme cuenta. Había quedado con dos amigos para ir a comer cordero, y me encontraron en el suelo con la jeringuilla aun clavada en el brazo, y creo que llamaron a una ambulancia, no lo recuerdo. Llevaba mucho tiempo sin consumir heroina, hasta hoy, que pillé medio gramo. Me habré fumado cero coma uno o cero coma dos gramos, y hoy no me ha sentado como me acostumbraba a poner. Hoy no me quitó mi fobia social (me había fumado unos porros antes). Me quitó bastante la angustia, pero yo seguía nervioso e inseguro. Caminando por una calle pasé por delante de unos conocidos, uno me dijo "buenas noches", pero yo no me detuve ni respondí, hice como si no lo hubiese escuchado; y oí a otro decir que yo iba con cara de susto. La psiquiatra me subió la medicación la semana pasada, pero yo sigo igual o peor. Hace tres días, el lunes, empecé en un nuevo trabajo, y el miercoles le dije a mi jefe que no puedo superar el periodo de prueba porque el trabajo me pone muy nervioso, hay que hacer las cosas con soltura y rapidez, y yo no puedo, no soy la persona adecuada para ese trabajo, era de camarero y mayordomo en un hotel de extra-lujo. Toda mi familia se había alegrado tanto con que hubiese encontrado un trabajo, y voy y lo dejo al tercer día. Llamé por teléfono a mi hermana y se lo conté. Se disgustó bastante, además ese trabajo lo había conseguido por mediación suya. Ahora, que tengo que volver a solicitar cobrar el paro y solo me quedan unos pocos meses, tengo tantas deudas debidas a mis compras compulsivas con las tarjetas de crédito y del corte inglés que todo el dinero del paro se me va en pagar deudas y facturas, y no me va a quedar dinero para pagar el alquiler, y tengo que mudarme de nuevo a casa de mi madre. Y ella no lo va a entender, que si tengo un certificado de minusvalía del 70%, no podía hacer ese trabajo. Hoy he fumado heroina, porque siento que mi discapacidad me hace la vida muy jodida de vivir.
Es una opinión respetable pero no la comparto para nada. Tu exposición, aunque escueta y concreta no recoge todos los puntos de vista que a priori parece que has omitido de manera deliberada. Está bien que postees con tu estilo y sin faltar a tus principios, no lo juzgo ni pretendo censurar tu comportamiento, pero debes tener en cuenta de que los demás también leemos y podemos tener una opinión totalmente alejada de la tuya y también merece la pena tenerla en cuenta.
Cultivas un tipo de texto muy específico en los que combinas la exposición autobiográfica con la reconsideración crítica de algunos de los principios fundamentales de tu filosofía. En dicho escrito, interpelas muchas veces por las objeciones teóricas que se te presentan, viéndote obligado a desarrollar precisiones y aclaraciones que resultan sumamente valiosas para profundizar en los aspectos más relevantes de tu sistema de pensamiento.
Es oximorónico asegurar que la sencillez del comentario viene intrínseca en la complejidad del pensamiento, pero es imposible verlo de otra manera. Esta afirmación es uno de los trabajos más complejos de la presente década, letras intrincadas y bien escritas, que evocan las historias más simples de la manera más extraordinaria.